Jose Angel Solorio Martinez |
Polvorín
Si alguna pequeña flama de esperanza,
tenía el ex gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores de poner a uno
de sus cómplices en el CDE del PRI, se esfumó con el nombramiento de Claudia
Ruiz Massieu a la Secretaría de Organización del CEN del tricolor.
El grupo político
delincuencial capitaneado por el ex titular del Ejecutivo en la entidad, fue
alcanzado por su historia y por su negra carga de estropicios dejada a su paso,
por diversos cargos gubernamentales y administrativos.
Es difícil, muy difícil olvidar el agravio
familiar entre los Ruiz Massieu y los Muñoz Rocha. El asesinato del jefe de
aquella familia, por el jefe de esta estirpe, no sólo cambió la historia del
PRI –se puede afirmar que para efectos históricos, el asesinato de Ruiz
Massieu, cerró el ciclo del galopante neoliberalismo salinista-, también, dio
un vuelco al régimen mexicano al acelerar su descomposición.
La llegada de Ruiz
Massieu a la Nomenklatura tricolor, desplaza de toda posibilidad a Manuel Muñoz
Cano de ser el Presidente del CDE del PRI tamaulipeco.
¿O tendríamos ojos para ver que la ex
Canciller mexicana, tome protesta como Presidente del CDE del PRI tamaulipeco a
Muñoz Cano?..
Se ve complicadísima esa escena.
Hernández Flores y su camarilla, debe
estar buscando un candidato para reemplazar a su reventado aspirante. Y no les
queda mucho tiempo.
Hace semanas, habían construido un
plan B: Muñoz Cano, para el CDE del PVEM.
Ahora, hasta esa posibilidad se ve
distante.
Ruiz Massieu, le imprime toxicidad a
la figura de Muñoz Cano. Tanta, que hasta del Partido Verde verían con
reticencia la presencia del victorense en sus filas. Sobre todo, si se está
pensando en una alianza entre el PRI y el Verde para la presidencia de la
república.
Al parecer Geño y sus socios no han
entendido el mensaje: su ciclo en la política se ha agotado. Aunque aún, el
régimen les ha dado su venia para seguir haciendo negocios, por los millones
que invirtieron –se supone- en la campaña de Enrique Peña Nieto.
Lo que se ve más claro que nunca, es
el último clavo en el sarcófago del insepulto Muñoz Cano…
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