El Negrón, el Mojito,
y el Daiquirí…
José Ángel Solorio
Martínez
La
Habana, Cuba.- Sobre una silla, la figura de Fidel se percibía monumental,
majestuosa. No era sólo su carisma; eran, también, las poderosas cargas que,
como halos, traía sobre sus hombros: las épicas victorias revolucionarias de
Sierra Maestra y de Santa Clara.
Blandía un vaso con el cual
invitaba a la concurrencia a brindar por la Revolución. La bebida, oscura,
coronada –como si fuera una guirnalda- por una rama de yerbabuena era más que
un símbolo de la victoria popular sobre las herrumbrosas estructuras sociales
de Batista.
Era, dijo Castro, el Negrón.
Ante decenas de jóvenes que
abarrotaban el local, el líder revolucionario explicó la esencia de la bebida:
-Esta bebida, se llamará Negrón por su color, -era oscura por los efectos de la
Cola y la miel oscura- y en honor del revolucionario Francisco Negrón, maestro
de generaciones de abogados cubanos. Simboliza, la unidad de los cubanos, la
integración de los blancos –azúcar- y los negros –la miel negra- en la nueva
sociedad.
Bajando las escalinatas de la
entrada al campus de la Universidad de la Habana –a unos 300 metros
aproximadamente-, está el edificio de la Federación de Estudiantes
Universitarios (FEU). Es un inmueble, compacto, con mesas y sillas de cedro que
no han cambiado desde los años 40s. Tiene un pequeño comedor y un bar, en el
cual caben algunas 40 o 50 personas. La entrada está presidida por un cuadro de
Castro y Camilo Cienfuegos hecho
por estudiantes de arte de los años 50s.
En ese sitio, Fidel Castro lanzó
uno de sus discursos más emotivos al triunfo de la revolución. Tenía, un gran
compromiso con los universitarios –docentes y estudiantes- que apuntalaron en
mucho el cambio social propuesto por el castrismo desde el asalto al Cuartel
Moncada.
Si los sabores describen sus
geografías, los olores denotan sensaciones y los colores desatan emociones, el
Negrón sintetiza todas ellas: la Cuba revolucionaria; la Cuba de Fidel y correligionarios.
Por el azúcar, la miel y el
refresco y la yerbabuena, tiene un sabor dulzón que domina sobre el del ron.
No parece haber en el mundo, una
bebida de mayor peso ideológica que el Negrón. Muy probablemente por eso, está
perdiendo presencia y mercado en la Cuba de hoy.
En ningún bar de la Habana, se
vende.
En ningún restaurant de Cuba se
sirve.
El Negrón, ha sido reducido al
vetusto edificio de la FEU.
Ni uno solo de los centenares de
bares en Cuba –no sólo en la Habana-, tiene en sus cartas el Negrón.
Si usted desea probar el Negrón,
tiene que ir necesariamente al bar de la FEU.
El ron Legendario, está perdiendo
la batalla contra su más feroz competidor: el Havana Club. En mucho, ese
diferendo lo ha definido Ernest Hemingway.
En las paredes de La Bodeguita de en
medio y La Florida, está escrito de puño y letra del autor de El Viejo y el
Mar:
“Mi mojito, en La Bodeguita…
…mi Daiquirí, en La Floridita”.
Son esas las bebidas cubanas más
famosas en el mundo. Y son manufacturadas con Ron Havana. Así Havana. Con una
“V” que se remonta a la era de Batista y al dominio en la Isla, del Tío Sam.
El Mojito y el Daiquirí, tienen arrinconado
al Negrón.
Miles de turistas, visitan La
Florida y La Bodeguita de en medio para paladear sus respectivas
especialidades. La foto con la figura de Hemingway es obligada. El golpe de la
luz de los flashes, es intermitente en La Florida. Y lo mismo en la Bodeguita.
Una turista chilena nos hizo una
revelación:
-A cientos de turistas que se han
tomado la foto con su Daiquirí en la mano, les he preguntado que si conocen
algún libro de Hemingway. Nadie conoce una sola línea de los libros del
escritor.
Eso sí: todos refieren que
Hemingway es un escritor famoso que, aseguran, inventó el Daiquirí.
Si usted visita la Habana, vaya a La
Bodeguita de en medio y a La Florida. Disfrute, el Mojito y el Daiquirí.
Respire el aire que respiró Hemingway, y otros no menos célebres visitantes.
Y no olvide ir a la FEU, a paladear
el Negrón.
Porque si el Mojito y el Daiquirí,
con el Ron Havana –así insisten en escribirlo los gringos-, parecen rememorar
los gloriosos años de Fulgencio Batista, el Negrón con su Ron Legendario, es
acaso el sabor que más identifica y más hace recordar a la Cuba revolucionaria…
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