Tamaulipas: ritual y cambio…
José Ángel Solorio Martínez
Julio 19/2015
¿Qué dicta el manual,
para la administración estatal en apego al escenario de sucesión que está en
marcha?..
¿Es obligado hacer
cambios en el gabinete –incluyendo la Secretaría electoral que es el CDE del
PRI?..
¿Son necesarios
relevos en áreas fundamentales de la administración pública
tamaulipeca?..
(Ante de entrar al
tema, es menester subrayar el triunfo del PRI en los ocho distritos electorales
de la entidad. Inobjetable derrota de las oposiciones.
Partir de esa premisa,
-que realmente es un espejismo- lleva a obtener lecturas equivocadas para
responder aquellas interrogantes. Por una razón contundente: ¿Para qué
cambiar?, si la estructura gubernamental dio resultados palpables, contantes y
sonantes. Esa es la falsa premisa que puede llevar a torcer un análisis
objetivo y desapasionado. El PRI, no ganó por la eficacia y eficiencia de su
gabinetazo; ganó, por el peso del abstencionismo y la escasa capacidad de los
candidatos y partidos opositores para sacar al electorado y llevarlo a decidir
la elección).
¿Cambiar al Presidente del
CDE Rafael González Benavides?..
No es una exigencia de la coyuntura –hablamos de la existencia de un CDE que tiene sobre sí al CEN y al Presidente de la república-. La historia política, da ejemplos contundentes de cómo la institucionalidad del tricolor da continuidad sin cambios, a su estructura.
No es una exigencia de la coyuntura –hablamos de la existencia de un CDE que tiene sobre sí al CEN y al Presidente de la república-. La historia política, da ejemplos contundentes de cómo la institucionalidad del tricolor da continuidad sin cambios, a su estructura.
La constante es: al salir postulado el
candidato a la gubernatura, éste –respetando el ritual- nombra a un Secretario
General –o Presidente adjunto- que opera como interlocutor suyo –de él-, con
los factores de poder en la entidad.
Pasó con Tomás
Yarrington.
(Su pieza en el CDE
fue Jesús Vega).
Ocurrió así, con
Manuel Cavazos Lerma.
(Sus representantes en
el CDE, fueron Homar Zamorano y Jaime Rodríguez Inurrigarro)
Lo mismo, con Américo
Villarreal Guerra.
(Sus personeros en el
PRI, fueron Ernesto Guajardo y Emilio Villarreal).
Y exactamente similar
con Emilio Martínez Manautou.
(El alfil del doctor
en el tricolor tamaulipeco, fue Jaime Báez Guerra).
Explica esa conducta del sistema político estatal, un elemento adyacente: el Presidente del CDE del tricolor, representaba los intereses del gobernador saliente no del aspirante. (Esto no ocurrió en la época del gobernador Virrey, sin contrapeso presidencial)
Explica esa conducta del sistema político estatal, un elemento adyacente: el Presidente del CDE del tricolor, representaba los intereses del gobernador saliente no del aspirante. (Esto no ocurrió en la época del gobernador Virrey, sin contrapeso presidencial)
Así de simple.
Sería una visión
chata, suponer que los factores locales, hoy, están sobre los nacionales. La
reestructuración del presidencialismo -parece-, reeditará aquellas
liturgias.
Si esa será la nueva
mecánica en el CDE tamaulipeco, ¿para qué reemplazar al Presidente?..
Lo funcional: dejar
que el candidato a la gubernatura del PRI, elija a su compañero de viaje.
Lo que sí parece
urgente son los cambios en el gabinete. Sobre todo, los responsables del área
política. El escenario regional es y se transformará en más demandante cada
día. Un Secretario general de gobierno, que no ha generado resultados
satisfactorios es la pieza más inaplazable para su remoción. Hermino Garza
Palacios, cumplió su ciclo desde que le tomaron la protesta como el número
2.
Ni siquiera su antecesor Morelitos Canseco, fue tan inoperativo como él.
Se vio en la campaña y en escenarios anteriores. Personajes de la administración egidista, tuvieron que ocupar el espacio de autoridad abandonado por Herminio. Desde el Secretario de Obras Públicas, Manuel Rodríguez, hasta el Secretario de la Sedesol, Antonio Martínez Torres, pasando por el Director de Comunicación Social, Guillermo Martínez ejercieron con frecuencia la labor de Secretarios generales para impedir que áreas de ingobernabilidad aparecieran en un paisaje sociopolítico que nunca comprendió el anodino matamorense.
Ni siquiera su antecesor Morelitos Canseco, fue tan inoperativo como él.
Se vio en la campaña y en escenarios anteriores. Personajes de la administración egidista, tuvieron que ocupar el espacio de autoridad abandonado por Herminio. Desde el Secretario de Obras Públicas, Manuel Rodríguez, hasta el Secretario de la Sedesol, Antonio Martínez Torres, pasando por el Director de Comunicación Social, Guillermo Martínez ejercieron con frecuencia la labor de Secretarios generales para impedir que áreas de ingobernabilidad aparecieran en un paisaje sociopolítico que nunca comprendió el anodino matamorense.
El cierre de un
sexenio, siempre es intenso. Los factores de poder se inquietan. Presionan para
ampliar sus expresiones de autoridad. A la vez, los grupos de presión
nacionales, inician una operación para sentar a negociar al gobernador
entrante. Algunos actores, machacan para generar actitudes punitivas de quien
representará la nueva administración.
La tensión que
prohíja, el resultado de la selección del candidato delinea turbulencias en el
espacio sociopolítico regional.
Es esa la razón, por
la cual el ciclo sexenal debe ser administrado y guiado por una mano diestra
que construya gobernabilidad.
Al interior y al
exterior del PRI.
Los cambios, pueden
hacerse para seguir iguales.
Lo patético, es
guardar los cambios para empeorar…
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