Polvorín
José Ángel Solorio Martínez
Enero 13/ 2015
El optimismo de la familia Luebbert,
en el II distrito es desproporcionado.
Suponen que ya tienen el triunfo en
la bolsa. Se percibe, un Oscar sonriente y una María Esther Camargo jubilosa.
El cuestionamiento es: ¿De dónde alimentan esa confianza tan extrema, en un
escenario que es poco más que adverso para ellos?..
En primer lugar, el ex alcalde
Luebbert, dejó la ciudad endeudada casi con 500 millones de pesos. Esa deuda,
aún pesa en el desarrollo del Reynosa. Everardo Villarreal, apenas logró abonar
unos milloncillos a tan grueso pasivo y Pepe Elías Leal sigue sintiendo el peso
de los pesos que Oscar en pocos pasos se llevó sin informar en qué los
invirtió. (Se presume que los gastó en la adquisición de bienes en el sur de
Texas).
Pocos saben, -el pudor y la
discreción del ex alcalde y del alcalde, ha sido mucho- que Luebbert dejó sin
cubrir decenas de obras públicas realizadas por constructores de la ciudad. El
empresario Lino Hiram Vázquez, todavía anda cobrando una deuda de 2 millones de
pesos que el esposo de la candidata Camargo nomás no pagó en su gestión
municipal.
(Hay que decir, que el ingeniero
Vázquez, ha sido un militante pertinaz del PRI reynosense. Hay otros,
empresarios que siguen insistiendo en cobrar; pero se les sigue diciendo que
Luebbert es quien debe responder. No son pocos los agraviados).
Otro elemento que conjura contra
Camargo es su residencia en el Cimarrón de Mc Allen, Texas. La clase política
reynosense, la ve como una oportunista y arribista que sólo en coyunturas
político-electorales dice vivir en Reynosa. Incluso a la Universidad
Tamaulipeca asistía con irregularidad; pero cobraba con puntual religiosidad.
¿De qué, sonríen los Luebbert?...
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