El Fogón
José Ángel Solorio Martínez
¿Por qué perdió el PRI hace tres años dos
senadurías y seis diputaciones federales?..
Se ha dicho hasta la
saciedad:
1.- Por su errática política de alianzas. El
coaligarse con partidos como el Verde Ecologista lo llevó a cometer uno de los
más grandes errores de estrategia y táctica electorales en la entidad. En un
inexplicable afán de ensanchar sus influencias, cayó justamente en lo
contrario: llevó a sus candidatos a perder franjas impresionantes de electores
amigos, que ante la boleta cruzaron dos logotipos anulando sus simpatías. En el
distrito de Matamoros, perdió casi 10 mil votos; en el de Río Bravo, casi 11
mil sufragios; en Reynosa, casi 10 mil boletas se anularon que debieron ir al
tricolor…y así, hasta acumular más de 100 mil votos en Tamaulipas.
Sin ese error, hubieran llegado al congreso
los candidatos priistas Yanín García, Gabriel de la Garza, Reynaldo Garza
Elizondo y otros de menor potencia. Al mismo tiempo, Lupita Flores y Manuel
Cavazos Lerma habrían ganado sin problemas las senadurías que disputaron.
Los panistas Francisco García Cabeza de Vaca
y Maky Ortíz, hubieran enfrentado un escenario de mayor complejidad si esos 100
mil votos anulados al PRI hubiesen sido válidos. Los actuales senadores, apenas
ganaron con unos 100 mil votos de diferencia. Es decir: justamente los que se
quedaron en la confusión generada por los cerebros grises del CEN del PRI.
Al menos en cuatro de los seis distritos
perdidos para el institucional, fue determinante el voto nulo por el cruce de
dos símbolos partidistas.
2.- La ausencia de un liderazgo estatal
potente. El PRI tamaulipeco, estuvo en manos de uno de los políticos más
anodinos que se recuerde: Lucino Cervantes Durán. Sacado de los sótanos y las
cañerías de la estructura electoral oficial, este político hundió a su partido.
Nunca pudo darle orientación, ni articular una política de armonía entre los
diferentes factores regionales. En lugar de cohesionar a su organización
política, casi la desmanteló ante el júbilo de las oposiciones que jamás habían
logrado tantos y tantos éxitos. Nunca en la historia de la entidad, el PRI
había perdido tanto; ni el PAN, en su relativamente corta vida había ganado
tanto en tan poco tiempo.
3.- La carencia de una política social con
orientación legitimadora de los gobiernos estatal y municipal. Por el prurito
de que la política es una zona pervertida, áreas del gobierno estatal dejaron
sin sentido las políticas sociales. Llegaron al gabinete estatal personajes que
nunca tuvieron compromisos con su partido. (Es más: es casi seguro que nunca
militaron en el PRI que generosamente los empleó). Particularmente hay que
señalar a Dinorah Guerra, al secretario de Salud, Norberto Treviño García Manzo
y al empresario Manuel Rodríguez.
4.- La intensa campaña negra del Presidente
Felipe Calderón que acribilló a la mayoría de la clase política priista. Los
misiles contra tres de los más recientes gobernadores del estado (Eugenio
Hernández, Tomás Yarrington y Manuel Cavazos Lerma) erosionaron la red de poder
priista en el estado. Aún hoy, la secuela de esos garrotazos a Yarrington se
sigue mostrando en la retícula de poder en Matamoros. Gracias a esa demolición
del tejido de poder yarringtoniano se erigió como factor real de autoridad en
ese puerto a la panista Leticia Salazar al tiempo de generar engendros sociales
como Luis Biasi que en menos de un año se apropió de cuantiosas rajas de
autoridad sin que nadie le hiciera contrapeso.
La remoción de la candidatura de Sampayo a
la diputación federal por ese puerto es otro de los coletazos de aquella
campaña de pus y lodo. (No se dice que los ex gobernadores sean inocentes. De
ninguna manera. Lo que se afirma, es que Calderón utilizó en forma
evidentemente sediciosa la PGR y otras instancias de justicia para estrangular
a los priistas tamaulipecos).
¿Existe hoy una política de alianzas
confusa?
No.
¿Se percibe la carencia de un liderazgo
sólido en el CDE del PRI?..
Sí.
¿Se visualiza la negación de una política
social del gobierno estatal?..
Medianamente, se han echado a andar los
engranes de esa maquinaria.
¿Sufren los priistas del hostigamiento del
factor presidencial?..
No. (Una cosa es que el Presidente Enrique
Peña Nieto, cargue con pesados fardos por diversos hechos de ingobernabilidad,
y que eso merme la confianza ciudadana del PRI. Y otro asunto, es perder
fortaleza por la persecución presidencial).
Obvio: ninguna elección es idéntica a otra.
El PRI, empero, parece que enfrenta un
paisaje menos dificultoso y complicado que en los últimos comicios del IFE.
La cuestión es:
¿Sabrá aprovecharlo?..
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