Polvorín
José Angel Solorio Martinez
Noviembre 18/ 2014
Los Ayuntamientos, no sólo deben ser
honestos. Como la mujer del César: deben también parecerlo.
La alcaldesa de Matamoros, Leticia
Salazar recientemente adquirió una presea en la ciudad de México que la ubicó
como una servidora pública ejemplar en el uso del presupuesto municipal.
La dama, publicitó extensivamente la
presea.
Todos le creyeron. Bajo esa premisa,
pocos ciudadanos pusieron en tela de duda su honorabilidad y su conducta
transparente.
Fue, sin duda, la más alta cresta de su
popularidad.
Y cómo no: si algo quiere el pueblo, son
gobernantes probos.
No le duró mucho la algarabía a Lety. Los
tropiezos de su Secretario de Desarrollo Social, Luis Biasi mancharon su –hasta
entonces- impoluta túnica azul.
Las pifias y los excesos de su mano
derecha y hombre de confianza, fueron una premonición de la avalancha de
suciedad y cieno que le llegarían al cuello. El caso de los cuatro
mexicoamericanos inmolados por las escoltas de la pareja municipal, los llevó a
donde jamás pensaron: al banquillo de los acusados en una
Corte gringa.
Pero aún falta lo peor.
La PGR, va sobre el Contralor del
Ayuntamiento presidido por Salazar.
¿Por qué poner en un lugar de tanta exigencia ética, a un personaje bajo sospecha?
¿Por qué poner en un lugar de tanta exigencia ética, a un personaje bajo sospecha?
¿Qué mensaje da a sus seguidores panistas
instalando en tan honorable cargo, a un individuo de tan escasas prendas
morales?..
¿Con todo ese saldo de tropiezos, le
alcanzará a Leticia para labrarse un futuro luminoso dentro del PAN?
La mala noticia, es que aquel cáncer
amenaza con extenderse aún más en el otrora laureado Ayuntamiento de Matamoros…
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