Polvorín
José Angel Solorio Martínez
Septiembre 30/ 2014
El alcalde de Tampico, Tamaulipas,-Gustavo Torres Salinas- cayó de la
gracia de la ciudadanía jaiba. La encuesta realizada por aéreas gubernamentales
del estado, es evidente: el presidente municipal del puerto, tiene una
aceptación del 20 por ciento. Y ese dato en términos concretos, significa que
su gobierno tiene un 80 por ciento d inconformes.
Peligroso el dato.
Riesgoso, para el PRI y sus candidatos.
Esa cifra, es ni más menos, un indicativo del posicionamiento del
partido en el poder en esa ciudad sureña.
Torres Salinas, se desplomo por sus inconsistencias políticas. Pedio el
piso. Llegó a tanta su soberbia que dejo de contestar el teléfono a gente tan
importante para su carrera como Antonio Martínez Torres y el Secretario de la
Sedesol, Homero de la Garza.
Ingrato el alcalde; muy ingrato.
Eso mismo.- el olvido a la gente que lo ayudo a ganar la alcaldía, que
por si mismo hubiera entregado al PAN-ha hecho con todos los grupos políticos
tampiqueños. Tomo todo para él: ubico a sus familiares e intimo en la
administración publica y expulso de los beneficios del poder publico a sus
antiguos aliados.
En el pecado llevó la penitencia.
Sus viejos seguidores, se retiraron del PRI y de la administración
municipal.
Dejaron solo al Enano del Mal.
Solo y su alma.
Mas bien: solo y su familia.
Ahora, el molonco ha puesto en riesgo
el partido que tanto le ha dado.
Es el saldo, de su mezquindad política.
Malas cuentas dará el anti carismático e inocuo, Rafael González
Benavides, con esos socios tan perniciosos y venenosos para el iluso sueño de
ganar ocho de ocho diputaciones federales…
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