El Fogón
José Angel Solorio
Martínez
Septiembre 27/ 2914
Grande fue
la sorpresa. Los fríos números, no mienten. Es la palabra demoscópica, la que
habla. No son ni los detractores, ni los adversarios políticos. Es la perra
estadística, la que grita. En resumen: los alcaldes priistas perdieron el piso
y sus vínculos con la ciudadanía en tanto los panistas potenciaron sus nexos
con un electorado que no los ha abandonado.
Nadie
lo creía.
Hasta
que se procesaron los datos.
La
medición de la aceptación de los Presidentes municipales se realizó hace unas
semanas para trazar la estrategia del 2015. Desde el tercer piso se ordenaron
las encuestas.
Para
el análisis:
Nuevo
Laredo: 70 por ciento de aceptación.
Reynosa:
30 por ciento.
Matamoros:
72 por ciento.
Río
Bravo: menos del 30 por ciento.
San
Fernando: menos del 30 por ciento.
Ciudad
Victoria: ligeramente sobre el 30 por ciento.
Mante:
casi un 50 por ciento.
Tampico:
ligeramente arriba del 20 por ciento.
Madero:
más del 50 por ciento.
Altamira:
más del 50 por ciento.
(Suficiente
para una ponderación efectiva del escenario estatal: aquí se concentra casi el
80 por ciento del padrón electoral).
¿Qué
pasó con los presidentes priistas?..
¿Qué
ocurrió con los alcaldes panistas?..
¿Qué
hicieron los panistas, que los priistas no realizaron?..
A
botepronto la respuesta es: hicieron política. Los priistas no han comprendido
que están sobre un paisaje de excepción y que por lo mismo, se requiere
gobernar con medidas de excepción. O sea: en tanto los tricolores han gobernado
con los viejos y anquilosados métodos, los azules apostaron por gobiernos
mesiánicos y de eventos espectaculares. (Esto último, en el más estricto
sentido semántico: espectáculo). Mientras los priistas, gobiernan excusándose
por la ola de la inseguridad que los tiene maniatados, los albiazules salieron
a dialogar con la ciudadanía y suplantaron la carencia de obras y soluciones
por el apapacho y el show cuasi ridículo.
Unos
y otros sufren los golpes del flagelo de la violencia, pero unos lo manejaron
como una limitación; en tanto los otros, se montaron o la negociación con los
poderes fácticos o en la denuncia estridente.
Llama
la atención el resultado del gobierno de Pepe Elías Leal. Y más, porque es uno
de los jefes edilicios con mayores experiencias políticas. Quizá, una
explicación a esa realidad sea el colapso del equipo de gobierno de la ciudad
que ha incurrido en garrafales pifias. El agua potable y la tala de árboles
están cobrando una factura muy cara. Si no logra dar un vuelco a esa dramática
cifra, los dos distritos electorales de Reynosa –sin duda- se pintarán de
azul-.
Se
infiere que con ese sólido consenso social, de los alcaldes de Nuevo Laredo y
Matamoros, hoy las diputaciones federales son irrecuperables. (A menos que un milagro
ocurra).
Los
dígitos de Tampico, son aterradores. Un presidente municipal –Gustavo Torres
Salinas que llegó con los mejores augurios, se desinfló. Un 20 por ciento de
aceptación, es un desastre para cualquier gobernante y una tragedia para el
partido que lo patrocinó para llegar al poder.
En la
capital del estado, el resultado es demoledor para las aspiraciones de
Alejandro Etienne Llano. Con esa cosecha de simpatías, no se le augura rol
relevante en el 2016. Y peor: tiene al posible candidato -o candidata- del PRI
a la diputación federal en la lona.
El
decoroso papel de los alcaldes de Altamira y Madero, es más bien por
circunstancias histórico-sociales que por sus talentos políticos. (Madero –y
casi lo mismo Altamira- es una ciudad amigable para su gobierno. Desde hace
décadas la infraestructura urbana está resuelta: la Quina dejó miles de metros
cuadrados de concreto hidráulico y unas eficientes redes de agua y drenaje. Es
decir: no hay reclamos o tensiones sociales por los servicios. Esa razón, hace
sencillo administrar y gobernar esas ciudades).
¿Y
cuál es la lectura política de esas contundentes cifras?..
Una
muy concreta, muy evidente: el escenario político regional, está más patético,
preocupante y feo que Gamundi, González Benavides y Lucino Cervantes…
…juntos.
…juntos.
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