Polvorín
José Angel Solorio
Martínez
Agosto 26 de 2014
El Comisionado para la Seguridad en
Tamaulipas, Miguel Ángel Osorio Chong encabezó una reunión de evaluación en
Reynosa con todo el gabinete de Seguridad y el gobernador. Enseñó mucho ruido,
y pocas nueces. Al parecer el tiempo de resultados se le agotó al jefe del
aparato político del Presidente Enrique Peña Nieto.
Cuatro preguntas, que medio contestó
a lo medios y fotos con dos o tres chicas.
Y fue todo.
Nada de interés, para la ciudadanía
que en la frontera vive con el Jesús en la boca.
Acaso lo preocupante para la salud
pública de la Secretaría que encabeza Osorio Chong, es el notable avance de su
padecimiento. El vitíligo, crece aceleradamente en la piel del ex gobernador de
Hidalgo. (Dolencia ésta, que está identificada con el estrés y con lo aprensivo
de la persona que lo sufre. Lo más visible de esa enfermedad se le manifiesta
en las manos.).
De ninguna manera esa patología es
grave ni lastima su estancia en la responsabilidad que tiene a cargo. Lo que
evidencia, es que es un personaje con limitada tolerancia a la presión y a la
tensión propias de la política y de una Secretaría cuya esencia es el conflicto
y sus posibles soluciones.
Muy probablemente, siendo por su
tarea un precandidato presidencial naturalito, los factores de poder nacionales
e internacionales que definen una sucesión presidencial estén ponderando lo
viable de un proyecto bajo tal circunstancia.
(Hay que recordar el sisma que
generó Vicente Fox cuando circuló en corrillos políticos que usaba Prozac…).
Un jefe de estado sin salud, es un
jefe de Estado en riesgo.
No sólo para él, también para el
Estado mismo.
La inseguridad de Tamaulipas, es un
asunto menor ante los escenarios vitales que Osorio Chong enfrentará en un
futuro muy próximo
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