Polvorín
José Ángel Solorio
Martinez
Escribir poesía es un acto creativo, relativamente sencillo o
complicadamente relativo: es suficiente, con dejar al espíritu fluir y permitir
que los sentimientos vayan tomando la palabra. Los poetas, son por ello, seres
mágicos y míticos que invitan al diálogo. Nada más preciso que eso: sin diálogo
no hay poesía que valga, ni poeta que se respete.
Es esa
la naturaleza de la existencia del poeta y de la poesía. Sin interlocutor, el
verso es un montón de letras sin sentido y un inexistente mundo de pasiones. El
poeta nace, no cuando escribe; nace y trasciende, cuando es leído, cuando se
hace leer.
Por eso
me congratulo de estar aquí como mi amigo y profesor de Literatura Universal en
mis años de Preparatoria, Alíver López López presentando su libro Reencuentro
Versos y Sonetos de Amor.
El Periodista: José Angel Solorio Martínez, el Dramaturgo: Medardo Treviño, el Maestro: José Aliver Lopez Lopez y el Maestro: Dante Lopez López
Experto
en Letras, Alíver sabe que los versos pueden ser o afiladas dagas que cincelan
la desventura, o suaves soplos que sonrojan la dicha del amor.
La
poética que hoy nos muestra Alíver, lo forman versos esperanzadores. A
diferencia de los poetas malditos que promovieron y disfrutaron el dolor, la
frustración y la tristeza como piedras angulares de sus vidas y de sus
creaciones literarias, los textos que hoy presentamos transitan sobre una fe
inquebrantable en la supremacía del amor, la felicidad, el encuentro y el
erotismo, sobre todas las melancolías.
Y no
podía ser de otra forma: Reencuentro Versos y Sonetos de Amor, fue escrito
desde el amor o desde su cotidiana construcción.
Erich
Fromm estableció que el amor no es un objeto que deba buscarse para
encontrarse.
Alíver
lo sabe, y así lo hace notar en su poesía.
A mi
gusto, lo más disfrutable de este libro son los sonetos.
Al fin
maestro, el autor nos da una cátedra de la ingeniería poética de ese género:
catorce versos, de los cuales dos son cuartetos y tres tercetos; todos ellos,
con once sílabas, o sea: verso endecasílabo.
Habilidoso
versificador en octosílabos –la mayoría de los corridos de nuestra región
tienen esa métrica; hay que señalar que el maestro López es autor de varias
composiciones de ese tipo- incursiona hoy en los 14 versos endecasílabos con
grandes augurios y sorprendentes capacidades.
Es ése,
el más encomiable salto de calidad en la creación Literaria de Alíver: dejar
atrás el popular verso octosílabo, para arriesgarse e incursionar en el
complicado pero admirable mundo del soneto.
Soneto
sin rima, no es soneto.
Similarmente:
soneto sin ritmo, no es soneto.
E
igual: soneto sin cadencia, no es soneto.
Y
obvio: soneto sin métrica, no es soneto.
La
escrupulosidad del maestro López en apego a esas exigencias técnico-estéticas
lo convierten en un poeta memorable, en un poeta verdad.
Sé, que
como yo, ustedes disfrutarán de la lectura de Reencuentro versos y sonetos de
amor.
Felicidades
al maestro Alíver.
Sobre
todo, porque nos sigue –como en el pasado lo hizo con toda una generación de
riobravenses- mostrando el amigable, reconfortante y liberador camino de las
Letras.
Muchas
gracias Alíver.
Muchas
gracias a todos.
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