El Fogón
José Ángel Solorio Martínez
¿Qué ganó y que perdió, la alcaldesa
de Matamoros, Leticia Salazar con la tormenta mediática que desataron sus
declaraciones sobre el llamado de la autoridad municipal a la ciudadanía para
no salir de sus casas ante el escenario de violencia en la ciudad?...
Los seguidores de la presidenta,
ponderan y aplauden su valor y su entereza para enfrentar situaciones de esa
naturaleza. “Pocos alcaldes han hecho eso”, dicen al tiempo de considerar su
postura “como una obligación”. Ella misma es partidaria de esa idea.
Los usuarios de las redes sociales,
en una muy marcada mayoría opinan que Salazar actuó de manera plausible.
Valiente, decidida, osada, son parte de los calificativos que circulan en el
ciberespacio. Hasta el abierto elogio de ex alcaldes matamorenses, cosechó la
alcaldesa.
Los medio nacionales, le
proporcionaron grandes espacios y reflectores para que expusiera a nivel
nacional e internacional su visión sobre las expresiones de inseguridad en la
frontera mexicana y exhibir su particular forma de enfrentarla. Importantes
cadenas informativas nacionales, y sus principales líderes de opinión, movieron
sus declaraciones como una apreciada y vendible mercancía en sus emporios de
comunicación.
Indudablemente: Leticia ganó en
presencia.
El regaño de Miguel Ángel Osorio
Chong, se le resbaló. Es decir, se puede inferir que en la tensión mediática
que generó la explosión de violencia matamorense la jefa edilicia fue la
absoluta ganadora.
Una cosa, sin embargo, es la
exposición mediática y otra la política real.
En el ámbito de la política concreta,
la política de carne y hueso, Salazar no puede jactarse del alegre saldo
regalado por los medios.
Leticia, no ha dejado de ser
candidata. Febrilmente, día a día trabaja para pintar de azul la ciudad –en el
sentido figurado y en el sentido práctico-. Se ha montado en los errores de su
antecesor para desfigurar aún más al PRI y a sus militantes más relevantes,
para potenciar su capital político con la vista puesta en el 2016.
Error de la alcaldesa.
Esa, ha sido la pifia más desgastante
de Salazar: pensar y actuar como si fuera una ciudadana más de la ciudad. O
sea: moverse como si fuera candidata y no jefa de gobierno. Los candidatos
buscan ganar espacios de autoridad; los candidatos se exceden en su retórica
para ganar adeptos; los candidatos, tienen la obligación del manejo de un
discurso de confrontación, de debate; los candidatos van más allá de las
posturas del gobierno para seducir al electorado y amacizar a sus seguidores;
los candidatos, tienen sed de reflectores; los candidatos, no desaprovechan
tribuna alguna para opinar.
Cuando Leticia anunció “no salgan de
sus casas. Están llegando camionetas a la ciudad con gente armada” no parecía
estar hablando la alcaldesa. Era el clamor de una lideresa de colonos; era el
angustioso grito de alguna madre de familia de una de tantas colonias
populares; era el llamado aterrorizado, de algún usuario de las redes sociales.
En parte, afloró su marcado síndrome
de candidata.
¿Qué ocurrió con la cuasi histérica
exclamación de la Alcaldesa?..
1.- Se le manchó la banda de
presidenta. Fue la negación de su propia autoridad. ¿Acaso no tiene
comunicación directa con los mandos del Ejército que capitanean a la policía
matamorense para sugerir enfrentar el problema?
2.- Decretó la desaparición de la
Policía Estatal y Federal. El Ayuntamiento de Matamoros no es un ínsula. Tiene
acuerdos de coordinación para la Seguridad Pública con los gobiernos estatal y
federal. ¿Por qué no consultó con estos actores el cómo enfrentar el
conflicto?..
3.- Se desprendió de la autoridad del
gobernador, y de las instancias federales. Los desafíos de la Seguridad
Publica, hace años que rebasaron la posibilidad de respuesta de los alcaldes
del país. (Excepto el DF). Por muy inexistentes que sea un gobernador y un
presidente de la república, es un grave error de apreciación presuponer sus
ineficacias.
4.- Se distanció de los factores
productivos. La psicosis que prohijó el anuncio, creó a la vez escozor entre
las cámaras de servicios organizadas de la ciudad.
5.- Se confrontó con los poderes fácticos.
Esto, para nada es un asunto menor.
Sobrevivir políticamente, en el
proceloso escenario fronterizo no es sencillo.
Si Leticia, insiste en representar a
una candidata protagónica y enamorada de los reflectores, difícilmente llegará
con fortalezas al 2016.
Si Leticia, enfoca su energía a
operar íntegramente como alcaldesa –con todo y lo que la institución exige-
será una vigorosa finalista en el concurso panista para elegir al candidato más
potente para la gubernatura de Tamaulipas…
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