lunes, 11 de noviembre de 2013

Leticia Salazar… ¿candidata o alcaldesa?

El Fogón

José Ángel Solorio Martínez
          ¿Qué ganó y que perdió, la alcaldesa de Matamoros, Leticia Salazar con la tormenta mediática que desataron sus declaraciones sobre el llamado de la autoridad municipal a la ciudadanía para no salir de sus casas ante el escenario de violencia en la ciudad?...
          Los seguidores de la presidenta, ponderan y aplauden su valor y su entereza para enfrentar situaciones de esa naturaleza. “Pocos alcaldes han hecho eso”, dicen al tiempo de considerar su postura “como una obligación”. Ella misma es partidaria de esa idea.
          Los usuarios de las redes sociales, en una muy marcada mayoría opinan que Salazar actuó de manera plausible. Valiente, decidida, osada, son parte de los calificativos que circulan en el ciberespacio. Hasta el abierto elogio de ex alcaldes matamorenses, cosechó la alcaldesa.
          Los medio nacionales, le proporcionaron grandes espacios y reflectores para que expusiera a nivel nacional e internacional su visión sobre las expresiones de inseguridad en la frontera mexicana y exhibir su particular forma de enfrentarla. Importantes cadenas informativas nacionales, y sus principales líderes de opinión, movieron sus declaraciones como una apreciada y vendible mercancía en sus emporios de comunicación.
          Indudablemente: Leticia ganó en presencia.
          El regaño de Miguel Ángel Osorio Chong, se le resbaló. Es decir, se puede inferir que en la tensión mediática que generó la explosión de violencia matamorense la jefa edilicia fue la absoluta ganadora.
          Una cosa, sin embargo, es la exposición mediática y otra la política real.
          En el ámbito de la política concreta, la política de carne y hueso, Salazar no puede jactarse del alegre saldo regalado por los medios.
          Leticia, no ha dejado de ser candidata. Febrilmente, día a día trabaja para pintar de azul la ciudad –en el sentido figurado y en el sentido práctico-. Se ha montado en los errores de su antecesor para desfigurar aún más al PRI y a sus militantes más relevantes, para potenciar su capital político con la vista puesta en el 2016.
          Error de la alcaldesa.
          Esa, ha sido la pifia más desgastante de Salazar: pensar y actuar como si fuera una ciudadana más de la ciudad. O sea: moverse como si fuera candidata y no jefa de gobierno. Los candidatos buscan ganar espacios de autoridad; los candidatos se exceden en su retórica para ganar adeptos; los candidatos, tienen la obligación del manejo de un discurso de confrontación, de debate; los candidatos van más allá de las posturas del gobierno para seducir al electorado y amacizar a sus seguidores; los candidatos, tienen sed de reflectores; los candidatos, no desaprovechan tribuna alguna para opinar.
          Cuando Leticia anunció “no salgan de sus casas. Están llegando camionetas a la ciudad con gente armada” no parecía estar hablando la alcaldesa. Era el clamor de una lideresa de colonos; era el angustioso grito de alguna madre de familia de una de tantas colonias populares; era el llamado aterrorizado, de algún usuario de las redes sociales.
          En parte, afloró su marcado síndrome de candidata.
          ¿Qué ocurrió con la cuasi histérica exclamación de la Alcaldesa?..
          1.- Se le manchó la banda de presidenta. Fue la negación de su propia autoridad. ¿Acaso no tiene comunicación directa con los mandos del Ejército que capitanean a la policía matamorense para sugerir enfrentar el problema?
          2.- Decretó la desaparición de la Policía Estatal y Federal. El Ayuntamiento de Matamoros no es un ínsula. Tiene acuerdos de coordinación para la Seguridad Pública con los gobiernos estatal y federal. ¿Por qué no consultó con estos actores el cómo enfrentar el conflicto?..
          3.- Se desprendió de la autoridad del gobernador, y de las instancias federales. Los desafíos de la Seguridad Publica, hace años que rebasaron la posibilidad de respuesta de los alcaldes del país. (Excepto el DF). Por muy inexistentes que sea un gobernador y un presidente de la república, es un grave error de apreciación presuponer sus ineficacias.
          4.- Se distanció de los factores productivos. La psicosis que prohijó el anuncio, creó a la vez escozor entre las cámaras de servicios organizadas de la ciudad.
          5.- Se confrontó con los poderes fácticos. Esto, para nada es un asunto menor.
          Sobrevivir políticamente, en el proceloso escenario fronterizo no es sencillo.
          Si Leticia, insiste en representar a una candidata protagónica y enamorada de los reflectores, difícilmente llegará con fortalezas al 2016.
          Si Leticia, enfoca su energía a operar íntegramente como alcaldesa –con todo y lo que la institución exige- será una vigorosa finalista en el concurso panista para elegir al candidato más potente para la gubernatura de Tamaulipas…

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