miércoles, 16 de octubre de 2013

Polvorin

Diego, el nuevo hacendado de La Sauteña
Por: José Angel Solorio Martínez
          Los diputados seguidores de Ramirito Ramos andan en el negocio. Lejos de procurar a los ciudadanos de sus distritos, los legisladores priistas están interesados en concretar negocios. Unos andan detrás del Secretario de Obras Públicas para promover a sus recomendados en las oscuras licitaciones de obras; otros, aspiran a ser proveedores de los gobiernos municipales y estatal; y los más confían en que sus empresas y negocios prosperen a la sombra del poder.
          Hay muchos nombres.
          El más voraz y desfachatado: Diego Guajardo Anzaldúa. Sintiéndose un hacendado de horca y cuchillo, se apropió del edificio de La Sauteña mediante un contrato leonino con corruptos representantes del Ejido Río Bravo.
          Diego obtuvo un comodato de parte de los dirigentes ejidales por 30 años. En este lapso, el legislador multipartidista podrá ejercer como propietario del inmueble que según un convenio del entonces gobernador Emilio Martínez Manautou es propiedad de todos los riobravenses.
          (Cierto que el acuerdo fue cumplido medianamente por el Ejecutivo estatal, toda vez que el emblemático edificio no pasó totalmente a manos públicas porque el edificio a cambio –el Mercado Ejidal- no fue erigido en su totalidad como lo estipuló el pacto Ejido Río Bravo-Gobierno estatal).
          El abarrotero Guajardo, tiene el proyecto de construir en el inmueble un salón de eventos sociales para uso privado.
          Obvio: la ciudadanía ya se inconformó.
          Nadie está de acuerdo con la decisión de la camarilla ejidal que hace dueño a Diego de un lugar que por su carga histórica debe de ser patrimonio de todos los tamaulipecos.
          Por lo pronto, Diego ya instaló su oficina de “gestoría” en parte de la construcción de ladrillo. Y para ello, desalojó las oficinas de Cultura del Ayuntamiento riobravense que ahí operaban.
          Un problema para Ramirito y para su Jefe.
          Un conflicto, que apenas empieza…




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