Mtro: Luis Pazos |
¿A CAMBIO DE QUÉ?
La
competencia, que implica la existencia de varios fabricantes y comerciantes
tratando de ganar la preferencia de los consumidores, es el mejor entorno
social para la mayoría. La competencia obliga a los productores a reducir sus
costos mediante innovaciones para vender a precios más bajos, con una mayor
calidad y así mantener o aumentar las ganancias.
En
sociedades atrasadas hay monopolios naturales, ahí la falta de competencia se
debe al poco interés de los productores o comerciantes de ofrecer más productos
debido a la baja demanda.
Esos monopolios desaparecen con la integración de
esas zonas a mercados más amplios y modernos. Los monopolios antisociales y que
perjudican a la mayoría de los consumidores, son los llamados artificiales, que
se basan en los privilegios que les otorgan leyes, subsidios gubernamentales o
la prohibición de que otros potenciales fabricantes o comerciantes entren a ese
sector de la economía.
No
todos pierden con los monopolios, ganan los monopolistas que pueden fijar
mayores precios y dar una menor calidad. También ganan los gobernantes que a
cambio de mantener esos monopolios reciben subrepticiamente dinero o votos para
el partido al que pertenecen. Hay socialistas que en su menosprecio a todo lo
que huela a empresa privada, justifican los monopolios estatales. Se auto
engañan y mienten a los demás al partir del sofisma de que esos monopolios son
de la nación o de todos, como es el caso del petróleo en México.
En
ningún país del mundo y en ninguna época, los monopolios, ya sean estatales o
privados, grandes o pequeños, han beneficiado a las mayorías, solo a minorías
que intercambian el privilegio de gozar del monopolio por dinero, favores o
votos para el partido de quienes les garantizan un monopolio.
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