Tangente
Oscar Díaz Salazar
Pena ajena, por el gobernador, y empatía con el presidente municipal de mí pueblo, son dos sentimientos que me provocaron la observación de las fotografías tomadas en el evento que encabezaron estas autoridades, en la gira más reciente del Ejecutivo del estado a Reynosa.
Las graficas que me mostraron, por lo menos medio centenar, son la prueba contundente de la animadversión que experimenta el mandatario estatal, al tener que coincidir con el alcalde de Reynosa, en el cumplimiento de las responsabilidades que ambos tienen.
Las imágenes muestran al Gobernador Torre entregando documentos a los asistentes a un evento masivo en el que se dispuso un templete para que el público pudiera observar mejor a sus autoridades, al colocarlas en un plano más elevado que el resto de los participantes.
Versiones de la persona que me mostró las fotos, corroboradas con otra tercia de testigos de esa ceremonia, me dicen que durante todo el evento se pudo apreciar a Torre Cantú en la misma actitud y postura respecto al edil reynosense.
Las fotos captan al mandatario tamaulipeco muy sonriente junto a los beneficiarios de un programa asistencial, que de manera personal e individual subieron al templete a recoger los documentos que los hace acreedores a un beneficio, de manos del propio gobernador. Hasta aquí todo resulta normal, no hay argumento para la crítica. La cosa cambia cuando atestiguamos que en todo momento Egidio Torre le dio la espalda a Everardo Villarreal, en un gesto de descortesía que fue muy evidente para la concurrencia.
Aunque yo no voté por Villarreal Salinas, considero que merece respeto, pues de cierta forma es el representante de todos los reynosenses en cuanto a los asuntos públicos se refiere, es nuestra autoridad, nos guste o no, me guste o no, o le guste o disguste a Egidio Torre.
La descortesía del gobernador para con el alcalde no es atribuible a la novatez del gobernador Torre Cantú en materia política o su desconocimiento de los protocolos cívicos, no señor, esa falta en la que persistió por un lapso superior a los tres cuartos de hora, se enseña en los hogares, se corrige en las casas de las familias de bien y se respeta (o reclama su falta) en cualquier sitio en el que se congreguen los hombres y mujeres de bien.
Visceral es la palabra que utilizan para describir a un individuo al que le ganan sus sentimientos personales y lo llevan a ser descortés, grosero, abusivo, majadero y a otras conductas similares. Visceral es el comportamiento de un funcionario que debería ser el mas escrupuloso en el trato con sus semejantes, el más correcto.
Tal vez le parezca a usted una nimiedad el trato que le dispensa el Gobernador a Villarreal Salinas, un detalle sin importancia, pero yo creo que ese trato y esa actitud se reflejan también, necesariamente, en el trato que le brinda al pueblo de Reynosa.
Esta claro que Egidio Torre Cantú no sabe ocultar sus sentimientos, y lo que es más grave: no sabe separar sus sentimientos, de sus actitudes que como gobernante debe tener para ofrecer un trato institucional a las autoridades e individuos con los que debe interactuar en el cumplimiento de sus obligaciones.
oscardiaz482@msn.com
Reynosa, Tamaulipas a 10 de abril de 2013
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