Mtro: Luis Pazos |
La estabilidad macro es parecida a la
salud, mientras funciona bien no se siente, por lo que muchos no le dan la
importancia debida. Pero cuando se pierde empiezan los problemas y se convierte
en una urgencia su recuperación, ya que la enfermedad hace posponer otras
metas.
Recuperar la salud cuando nos
enfermamos es fundamental para trabajar, ahorrar y vivir bien. Igualmente pasa
con la estabilidad macro, cuando se pierde se dificulta cumplir con las
políticas públicas para crear más empleos y crecimiento.
La estabilidad macro implica una
inflación reducida, tipo de cambio estable, tasas de interés bajas, deuda
pública controlada y pagable y un gasto público financiado sanamente, cercano al
equilibrio presupuestal.
Cuando hay una inflación alta,
devaluaciones constantes, imposibilidad de pagar la deuda pública y boquetes
presupuestales difíciles de llenar, se habla de ausencia de estabilidad macro.
Sin estabilidad macro es difícil aumentar el empleo, los salarios reales, el
ahorro y la inversión; sin embargo, hay quienes menosprecian esa estabilidad
macro y dicen que de nada sirve lograrla sino se refleja inmediatamente en
mejores niveles de vida, olvidando que precisamente en su ausencia, al igual
que la salud, es difícil mejorar los niveles de vida para la mayoría.
La estabilidad macroeconómica no
resuelve todos los problemas sociales, pero es un requisito indispensable para
empezar a resolverlos. En la enfermedad es difícil mejorar nuestra calidad de
vida, igualmente, sin la estabilidad macro es difícil reducir las carencias de
la población.
Cualquier política social, gasto
presupuestal o deuda gubernamental, que rompa la estabilidad macro, dificultará
o imposibilitará alcanzar cualquier meta social que busque más empleos y
aumentos de salarios reales.
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