Una de las muestras del subdesarrollo político, fanatismo y corta visión, es que cuando perdemos en una elección o competencia, deseamos y hacemos todo lo posible para que le vaya mal a quien ganó. Hay quienes si no triunfan, creen que deberían haber ganado y se dedican a boicotear, obstaculizar y denigrar todo lo que hacen los que les ganaron o no son sus partidarios. La democracia se degrada cuando la convertimos en una permanente lucha por el poder y denostación a los gobernantes de otros partidos.
Los pobres de espíritu y corroídos por la envidia, no reconocen nunca los triunfos de otros. Son incapaces de desear que les vaya bien a quienes les ganaron en una competencia o elección.
En el Distrito Federal ganó el PRD, que no es mi partido favorito, pero le deseo a Miguel Mancera que le vaya de lo mejor y recibirá mi reconocimiento de lo que haga bien. En el Estado de Morelos perdió el PAN y ganó el PRD, al nuevo gobernador perredista, Graco Ramírez, le deseo lo haga bien y tendrá mi reconocimiento de sus acciones correctas.
En el Gobierno Federal perdieron la elección presidencial el PAN y el PRD, la ganó el PRI por millones de votos. Al nuevo Presidente, Enrique Peña Nieto, le deseo que le vaya bien. Tendrá mi reconocimiento en lo que haga correctamente, como su apoyo a la reciente Reforma Laboral, iniciativa del Presidente Calderón.
Si queremos que México progrese, no debemos encerrarnos en ideologías radicales, fanatismos y posiciones partidarias a ultranza, sino analizar lo que se debe y no se debe hacer a la luz de lo que convenga al país, no sólo a nuestros intereses políticos partidarios. Si no, a la democracia, considerada como el menos malo de los sistemas políticos, según Winston Churchill, no le fructificará lo bueno que tiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario