jueves, 6 de diciembre de 2012

Alejandro Guevara

Tangente
Oscar Díaz Salazar
El 24 de febrero de 2002 se celebró la elección por la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional, en la que participaron como candidatos la tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel y el tabasqueño Roberto Madrazo Pintado, quien resultó ganador de estos comicios y por tanto de la Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, llevando como formula, en la Secretaria General, a la Profesora Elba Esther Gordillo Morales.

La diferencia entre los votos recibidos por las dos formulas participantes en la elección fue inferior a 2 por ciento, en una votación total aproximada a los tres millones de sufragios captados en una consulta abierta a militantes y simpatizantes.

La diferencia tan pequeña entre las votaciones de Madrazo y Paredes Rangel, y el uso de estrategias que con regularidad utilizan los priistas en las elecciones constitucionales, es decir en la contienda con otros partidos, pero esta vez en perjuicio de ellos mismos, los llevaron a escenificar un litigio postelectoral que fue reseñado ampliamente por la prensa nacional.

El encono de la lucha y lo cerrado de los resultados, fueron los factores que pusieron en riesgo de ser invalidado al proceso para elegir a la corriente que se quedaría con el control del PRI que en ese tiempo se disputaban Carlos Salinas de Gortari (apoyando a Roberto Madrazo) y la confederación de gobernadores (TUCOM) afines a Ernesto Zedillo (impulsando a Beatriz Paredes Rangel).

Entre el 24 de febrero, día de la elección, y el 4 de marzo, fecha señalada para la toma de protesta del nuevo dirigente, la elección tuvo que ser validada, y desechadas las querellas, por la Comisión Nacional para el Desarrollo del Proceso Interno, a cargo de Humberto Roque Villanueva.

En esos días de litigios postelectorales inter priistas, la definición del futuro del PRI (y no es exagerado decir que de nuestro país) estuvo en manos del órgano encargado de validar las elecciones, en manos de un grupo de políticos priistas que tuvieron la responsabilidad de acatar el triunfo de Roberto Madrazo (haiga sido como haiga sido) o anular la elección ante las múltiples evidencias de irregularidades.

En ese pequeño grupo de dirigentes priistas existía un empate entre los que creían que la elección se debería repetir y los que apoyaban a Madrazo, el muy cuestionado ganador por un margen mínimo.

El voto decisivo, el fiel de la balanza, el voto que destrabó ese empate e hizo posible la llegada de Roberto Madrazo Pintado a la presidencia del CEN del PRI, fue el del diputado federal tamaulipeco Alejandro Guevara Cobos, quien formaba parte de ese grupo en virtud de ser también el presidente nacional del Frente Juvenil Revolucionario.

Muy pocos conocen las presiones a las que fue sometido en esos intensos días el legislador de Ciudad Mante para manifestarse en sentido inverso y frustrar el triunfo de Roberto Madrazo. Muy pocos conocen las amenazas que sufrió en ese tiempo el político que ha sido dos veces diputado federal y dirigente nacional de los jóvenes del PRI.

El tono de las amenazas que el ex gobernador Tomas Yarrington le hizo al entonces joven Alejandro Guevara, primero para favorecer a Beatriz Paredes y luego en represalia por no hacerlo, motivaron la intervención del padre de Guevara Cobos.

El Capitán Guevara, militar que en tiempos de Américo Villarreal fue alto funcionario de las dependencias a cargo de la seguridad publica en el estado, se reunió con el Gobernador Tomas Yarrington para decirle, de hombre a hombre, que no anduviera amenazando a su hijo, que el muchacho no estaba solo, que lo tenía a él y a un amplio grupo de militares amigos a los que no les intimidaba su condición de Gobernador, agregando que si le pasaba algo a su hijo, le harían pagar la afrenta.

Esos son los apoyos y padrinos con los que cuenta el Coordinador de giras y eventos del presidente Enrique Peña Nieto.

oscardiaz482@msn.com

Reynosa, Tamaulipas a 6 de diciembre de 2012



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