Los países más avanzados del mundo se caracterizan porque la mayoría de sus habitantes pertenecen a la clase media. En el caso de México, aunque lentamente, la clase media en la última década creció y disminuyó el número de los considerados ricos y pobres.
Según los niveles socioeconómicos en que divide a la población la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y Opinión Pública (AMAI) y considerando los datos del INEGI, se redujo el porcentaje de pobres y se incrementó la clase media.
En el censo del año 2000 México tenía 97,483,412 habitantes, en el 2010, 112,336,538. En el año 2000 el 7.2% de esos habitantes eran considerados ricos; mientras en el 2010, el 6.8%.
Los ricos bajaron en 0.4%. En tanto los pobres, que representaban en el año 2000 el 50% de la población, se redujeron al 44.9% en el 2010, un 5.1% menos; la clase media, que en el año 2000 representaba el 42.8% de la población, representó un 48.3% en el 2010, un 5.5% más.
La población del nivel más bajo, los extremadamente pobres, eran en el 2000 aproximadamente 7 millones; mientras en el 2010, a pesar del crecimiento de más del 15% de la población en esa década, se redujeron a 5.6 millones.
Aunque los datos duros indican que mejoró la distribución del ingreso en México, no podemos quedarnos satisfechos. Todavía tenemos cerca del 45% de la población en algún estado de pobreza.
Para ampliar la clase media y reducir más el número de pobres son necesarias reformas que flexibilicen la Ley laboral, la apertura del sector energético y una reforma fiscal con tasas menores y sin excepciones, para crear mayor crecimiento y oportunidades de empleos. Solamente con esas reformas, empantanadas en el Congreso, podremos acelerar el crecimiento de la clase media y la disminución de los pobres.
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