Mtro: Luis Pazos
Está claro que las reformas estructurales para bajar y generalizar tasas en materia fiscal, flexibilizar la ley laboral y abrir a Pemex a la inversión de riesgo son necesarias para crecer más. Priístas, panistas y perredistas pensantes, saben que son necesarias, pero llevamos más de diez años sin poder implementarlas.
Pedro Aspe, secretario de Hacienda con Salinas, ha manifestado la necesidad de esas reformas, Guillermo Ortiz, quien fuera también secretario de Hacienda y Gobernador del Banco de México, señaló en Nueva York la necesidad de implementar esas reformas para crear más empleos. José Ángel Gurría, Secretario General de la OCDE y ex secretario de Hacienda con el Presidente Zedillo, también expresó en un foro la necesidad de las reformas para crecer.
El último presidente priísta, Ernesto Zedillo, quién reconoció la derrota de su partido y facilitó la transición incruenta a una democracia, también ha reiterado la necesidad de esas reformas en diversos foros. Sin embargo, han sido y son los priístas desde el Congreso quienes se han opuesto o mediatizado esas reformas en la última década.
Por compromisos clientelares y por considerar que aprobar las reformas significa un logro para el PAN, el PRI ha sido el principal obstáculo para que se aprueben. De haberse aprobado las reformas, México hubiera crecido a niveles del 7 u 8% y, según algunos priístas, nadie se acordaría de ellos en las elecciones del 2012; por ello se han opuesto a las reformas que ayudarían a crecer más y crear mejores empleos. (Véase el libro “¿Quién manda en México?”).
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